Zucaina, 14 de Diciembre de 2019 Acabadas las obras de reforma y restauración del Campanario de Zucaina con una oposición muy mayoritaria a la recreación perpetuada por el equipo encargado y que además acaban costando casi el doble de lo presupuestado inicialmente, alrededor de 150.000 €. Las obras de reforma y restauración del Campanario de Zucaina han llegado esta semana a su fin, pero han estado muy polémicas desde que se supo que los trabajos consistirían en una actuación que según el equipo de restauración encargado, con el visto bueno y aprobación de los técnicos del Obispado de Segorbe-Castelló y de Patrimonio de la Generalitat, iba a devolverlo a su estado original. Son muchos zucaineros los que opinamos que lo que se ha realizado no es una restauración sino que es una recreación libre de la restauradora a cargo, Lucía Perete y todo el equipo de construcción de la empresa Arko10 Obras. Además han acabado costando unos 150.000 €, casi el doble de los 80.000 € presupuestados inicialmente según informó el párroco del pueblo, Don Servilien Ndagijimana, en el tablón de anuncios de la Parroquia a inicios de Mayo del 2019. Las obras han consistido en el lucido del Campanario y su posterior pintada de color blanco, como si se tratara de un campanario de los pueblos del Valle del Mijares, de La Plana, de la Huerta de València o de la Ribera del Túria, pero nuestro pueblo culturalmente no corresponde a esa zona. Como pueblo del Norte del Alto Mijares nuestras iglesias y campanarios han sido y son de piedra a cara vista como así están en el Castillo (hace poco restaurado respetando la piedra a cara vista) o Cortes así como por extensión en muchos pueblos de la comarca aragonesa limítrofe de Gúdar-Javalambre, con la que compartimos muchas tradiciones culturales así como el dialecto castellano-aragonés o churro que se habla en Zucaina, donde Rubielos, Mora, Mosqueruela, Puertomingalvo, Linares o Nogueruelas, entre otros, tienen sus campanarios e iglesias de piedra a cara vista. Los resultados de las obras, como se puede observar, no casan con el resto del edificio que está realizado con piedra arenisca de color con tonalidades marrones claras y con la piedra a cara vista. Al menos, ya que su intención era pintar el Campanario, lo podrían haber hecho de un color parecido al de la piedra con la cual está construido el resto del templo. A continuación presentamos una cronología de los hechos para poder entender todo con más claridad: En cuanto se supo del proyecto, el Ayuntamiento de Zucaina intentó hablar con el Obispado de Segorbe-Castelló y no quisieron ni atenderles, aunque se recogieron muchísimas firmas en contra del proyecto de pintarlo todo de blanco. Tampoco quisieron reconsiderar en pintarlo del mismo color de la piedra, para que el efecto visual de contraste no sea tan exagerado con el templo. El equipo encargado de la recreación realizada no quiso tener en cuenta la opinión en contra de un catedrático de Historia de la Universitat de València, Dr. Lluís Guia Marín que tiene una segunda residencia en Zucaina. Las catas del equipo de restauración para decidir que todo el campanario tenía que pintarse de blanco fueron parciales y basadas en que encontraron restos de pintura blanca en la estructura que corona el campanario, la cual es posterior a la parte principal del mismo que es piedra y sólo ese trozo estuvo pintado de blanco originalmente. Los técnicos de Patrimonio de la Generalitat Valenciana en un principio no iban a dar su visto bueno a la restauración realizada, pero no quisieron ir contra la Diócesis de Segorbe-Castelló y sus técnicos acabaron aprobando el proyecto. Además de todos estos argumentos si leemos un escrito del Botánico Cavanilles de finales del s. XVIII, pocos años después de acabarse el actual campanrio, dice que Zucaina era un pueblo muy pobre y con una economía de subsistencia: "Es Zucayna poblacion pobre, de 150 vecinos: su término de dos horas entre los del Castillo y Cortes, y algo mas extendido entre los de Arañuel y Villahermosa; es tan montuoso y destemplado, que no podria subsistir la corta población sin la industria de los texidos de lienzo, y la de criar muchos cerdos, reduciéndose la suma de frutos á 20 cántaros de vino, 1600 cahices de trigo, y 200 de maiz. La huerta tiene poca extension, bien que proporcionada á la fuente del pueblo que la riega. Esta sale por dos caños de poco mas de dos pulgadas cada uno, aumentándose en años lluviosos á doble y triple cantidad." Dudamos, pues, que un pueblo con una economía de subsistencia después de hacer el esfuerzo de reconstruir el templo actual, en una ampliación, tuviera recursos para lucir el campanario y pintarlo de blanco y muchos menos que se pudiera permitir el lujo de ir repintando el Campanario cada 10-20 años. Pero, claro, todos estos argumentos fastidiaban los planes iniciales de la empresa encargada de las obras y no se tuvieron en cuenta. El daño ya está hecho y es irreversible, sabemos que ellos han ganado la batalla, pero no nos han convencido y como dijo Miguel de Unamuno sobre los sublevados franquistas: ¡Ganaréis, pero no convenceréis! - Toni Barrera Escoda. Ver noticias relacionadas:
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Estado final de la restuaración del Campanario (13/12/2019, Foto Juan Honrubia Pérez). |